Les prometí hace más de un mes que la entrada APQs y el principio “Buzz Lightyear” tendría una segunda parte y aquí viene.
Buzz Lightyear es un personaje de la serie de películas de la compañía Pixar, ahora integrada en el gigante Disney, llamadas Toy Story.
Pixar era una pequeña empresa subsidiaria de la productora Lucasfilm, dedicada a la animación por ordenador, que aunque había hecho algunos proyectos de efectos especiales y algunos ensayos de cortos de ficción, estaba más orientada a temas industriales y médicos. En 1986, Steve Jobs, fundador de Apple, que había sido despedido de la compañía de la manzana que el mismo creó, adquirió esa división por 5 millones de dólares e invirtió 5 más para su capitalización adicional.
Durante los primeros años 90, Jobs transformó la empresa y revolucionó completamente la industria de animación con el lanzamiento de Toy Story. De hecho, la compra de la compañía por parte de Disney, de la que era proveedor, convertiría a Jobs en 2006 en el mayor accionista individual del gigante del entretenimiento. En el año de su muerte, su fortuna se valoraba en 8.300 millones de dólares.
Toy Story comienza, precisamente, cuando Buzz Lightyear llega a casa de Andy, envuelto en forma de regalo. Buzz es un juguete que, como todos los demás juguetes, cobra vida cuando los humanos no miran. Es la figura de un guerrero del espacio, fiel amigo, algo reservado, serio y responsable, protector y atlético. Muy seguro de sí mismo en los momentos de acción, pero tímido e inseguro con las chicas.
Durante las películas, y las series que posteriormente se han hecho sobre el personaje, repite una frase que le ha hecho famoso y que, a los que no la conozcan, inmediatamente les sonará familiar si se dedican a la prevención de riesgos laborales: «Hasta el infinito… ¡y más allá!» (To infinity and beyond!)
¿No se dedican ustedes a la prevención? No se preocupen, yo se lo explico. En un multiplicación, cualquier número que se multiplique por un factor que tiende a infinito, dará un resultado igualmente infinito. Por muy pequeño que sea el otro factor, el resultado de la multiplicación será el mismo. Como uno de los factores de la multiplicación del riesgo es el tiempo y el tiempo tiende al infinito, la probabilidad de sufrir un accidente, se dirige siempre a materializarse, solamente hay que esperar el tiempo necesario.
Pero la sociedad y con ella las leyes, la Administración y los jueces no entiende eso y piden –es más, exigen– la seguridad absoluta. Exigen que la empresa haga TODO lo necesario para que nunca suceda un accidente; y «todo lo necesario» para cubrir un infinito es –¡exacto!– infinito y más allá.
El Derecho bien aplicado no es así, pero esa es la percepción de su trabajo que tienen los prevencionistas y, como en realidad, los seres humanos no somos felices por la realidad sino por nuestra percepción de la realidad, se sienten sometidos a una presión tremenda.
La regulación de Seguridad Industrial, sin embargo, permanecía ajena a este principio.
De una forma mucho más aséptica, las Instrucciones Técnicas Complementarias de cada ramo de especialidad, iban regulando con profusión requisitos muy concretos, aspecto casi minúsculos, pero de forma muy objetiva. Son normas exigentes, pero lo hacen (o lo hacían) con claridad.
¿Hay una tendencia a «buzzlightyeirzar» la normativa de Seguridad Industrial?
Echen un vistazo al Real Decreto 656/2017, de 23 de junio, por el que se aprueba el Reglamento de Almacenamiento de Productos Químicos y sus Instrucciones Técnicas Complementarias MIE APQ 0 a 10, y vayan al final del todo… al final, final, del todo.
Dice: «APÉNDICE: Relación de normas de obligado cumplimiento que se citan en esta instrucción técnica complementaria«, y se refiere a normas UNE.
En primer lugar, habrá que hacer un día la reflexión sobre el hecho de que las normas legales regulen remisiones y declaren como obligatorias normas que no cumplen con los requisitos de divulgación pues, no solamente no se publican, es que es necesario pagar para poder meramente leerlas.
Pero lo que realmente me llama la atención es el contenido de alguna de esas normas UNE es muy del estilo «buzzlightyero»: UNE 58014:2012 – Almacenaje en estanterías metálicas. Validación de los equipos de almacenaje, por ejemplo.
Pero, no crean que eso es realmente nuevo. La nueva APQ-10 no se inventa nada en realidad en aplicación del «principio Buzz Lightyear», la interpretación del RD 1215/1997 de equipos de trabajo nos lleva directos a la NTP 852. Almacenamiento en estanterías metálicas que, en fin, viene a ser lo mismo.
Conclusiones
A un prevencionista se le puede pedir la mayor diligencia, la máxima profesionalidad, el mejor desempeño pero no se le puede exigir la perfección. No se le puede preguntar «¿Hizo usted todo lo posible?«. La pregunta correcta debería ser: «¿Hizo todo lo que estaba en su mano?»