Una de las cosas que intento explicar en el Curso de Derecho para Químicos/as que impartimos en AVEQ-KIMIKA es que el respeto a los procedimientos es la única garantía de derechos. Son una pesadez, son un rollo… pero no queda más remedio.
El imperio de la ley, por ejemplo, en la imperiosa necesidad de que se respeten los procedimientos de reforma de constituciones y estatutos, es garantía de que la convivencia democrática no se convierta en el abuso del más fuerte, incluso aunque el más fuerte lo sea por ser mayoría.
Por muy insatisfactorio que sea el gobierno, por muy injusto que nos parezca, por mucho que alguien se “sienta” respaldado por enormes manifestaciones en la calle, nunca será legítimo que se autoproclame presidente de nada, si no respeta el procedimiento democrático.
De la misma manera que no puede ser legitima la decisión de un presidente, aunque haya sido elegido con todas las garantías, que modifica la constitución a su antojo, tratando de intervenir en los tribunales o creando una cámara “constituyente” porque los resultados de las elecciones legislativas no le gustan.
Ley Orgánica 3/1979. Art. 10.14. dice: “La CAPV tiene competencia exclusiva en las siguientes materias: Organización, régimen y funcionamiento de las Instituciones y establecimientos de protección y tutela de menores, penitenciarios y de reinserción social, conforme a la legislación general en materia civil, penal y penitenciaria”. Eso, se lea como se lea, dice lo que dice y es ley desde hace 40 años… instar a su incumplimiento porque no coincide con mi ideología es un absurdo. Si consigues convencer a gente suficiente y llegas a la mayoría suficiente, cambia la ley y punto.
La convocatoria de un referéndum de autodeterminación implica, cuando menos, la reforma del estatuto de autonomía que da legitimidad al parlamento que lo convoca… ¡qué menos que respetar las mayorías que el propio estatuto prevé para su reforma!… (de 3/5 en el caso que todos están pensando, por si se lo preguntan…).
Y alguien práctico, pero poco demócrata, dirá… pero es que es imposible convencer a los otros partidos de cambiar esas leyes y, aunque somos mayoría, no tenemos la “mayoría” suficiente… y habrá que responderle: es que, para eso, precisamente, se ponen esas mayorías reforzadas, para garantizar los derechos de las minorías. Convivir en democracia es así de difícil, me obliga a entenderme y llegar a acuerdos con el que piensa diferente. Una puñeta.
No es que el imperio de la ley esté por encima de la democracia, de hecho, está por debajo porque, sin imperio de la ley que le de fundamento y base, la democracia no funciona, la democracia no es tal.