Petronor ha dado un paso firme en su compromiso con la seguridad al poner en marcha la Academia de Factor Humano, un centro de formación diseñado para abordar uno de los mayores retos en entornos industriales: la baja percepción del riesgo. Este innovador proyecto tiene como objetivo principal modificar los comportamientos de los trabajadores para consolidar una cultura de seguridad sólida y sostenible.
La academia, ubicada dentro de la refinería de Muskiz, cuenta con un espacio exclusivo donde se lleva a cabo una formación práctica y personalizada, que sustituye las herramientas más tradicionales utilizadas hasta ahora.
El proyecto se centra en una metodología que combina teoría, simulaciones en un entorno seguro y prácticas en planta real. Según Jorge Suárez, gerente de seguridad de Petronor, la formación se desarrolla en dos fases: una primera jornada de seis horas en un simulador especial, y una segunda sesión semanas después, en la que un instructor acompaña a los trabajadores en sus tareas cotidianas para verificar la integración de los nuevos conocimientos.
“La seguridad es nuestra licencia social para operar. Con esta academia dotamos a las personas de herramientas y técnicas que minimicen el error humano, fortaleciendo nuestra cultura de seguridad”, señaló Suárez.
El simulador, una planta fuera de servicio en condiciones seguras, permite a los trabajadores poner en práctica lo aprendido en escenarios que replican situaciones reales. Esta dinámica fomenta una experiencia inmersiva que, según Suárez, es clave para consolidar hábitos seguros y reducir la incidentabilidad.
Cambiar creencias para transformar comportamientos
Para Ainhoa Rivera, directora de personas y organización, el éxito de la academia radica en su capacidad para trabajar desde las raíces de la percepción del riesgo. “La cultura de seguridad se construye cuando los comportamientos seguros se integran de forma espontánea y sostenida en el tiempo. Esto requiere trabajar las creencias y valores, modificando la percepción del riesgo y la tolerancia al error humano”, destacó Rivera.
Además, Rivera subrayó que esta formación no solo otorga conocimientos técnicos, sino que también desarrolla habilidades esenciales para que las personas actúen con mayor consciencia y seguridad en su día a día.
Este proyecto se inspira en iniciativas similares, como el centro de formación en seguridad de Repsol en Tarragona, donde se utiliza una planta piloto para entrenar a profesionales en condiciones reales. Sin embargo, Petronor ha adaptado esta experiencia a sus propias necesidades, diseñando un programa que combina teoría, práctica en simulador y formación en planta real.
Impacto esperado
Agurtzane Jiménez, técnica de seguridad, destacó el impacto que esta academia tendrá en la mejora de la operativa diaria. “Hemos identificado que la baja percepción del riesgo es una de las principales causas de accidentabilidad. Con esta formación buscamos que cada trabajador tome conciencia de esos riesgos, reduciendo el error humano y logrando la excelencia operativa”, afirmó.
Petronor espera que esta iniciativa mejore la seguridad en sus instalaciones y consolide su reputación como una empresa responsable y confiable dentro del sector industrial. Con este paso, la refinería vizcaína refuerza su compromiso de avanzar hacia un entorno más seguro, combinando innovación, formación práctica y el desarrollo de una cultura que prioriza la seguridad de las personas y los procesos.